Recostado sobre el océano Atlántico, el archipiélago perteneciente al commonwealth británico ofrece un idílico conjunto de islas que interrumpen ese inconfundible tapiz turquesa que es el Caribe. Parques acuáticos de vértigo, mega casinos, exclusivos campos de golf y hoteles que quiebran todos los récords de servicios y tarifas convierten a esta sucesión de islas y peñascos que se extienden al sur de la península de La Florida y al norte de Cuba, en una realidad soñada.
Cuando Rodrigo de Triana gritó ¡Tierra! desde el carajo de una carabela española, un 12 de octubre de 1492, jamás imaginó que había descubierto uno de los destinos turísticos más paradisíacos del continente americano. Tampoco sabía Cristóbal Colón, cuando puso un pie sobre la blancas arenas de San Salvador –una de las 700 islas que integran este archipiélago de 26 mil kilómetros cuadrados– y se encontró con los indios lucayos, que ese país iba a terminar siendo invadido por piratas, colonizado por ingleses, habitado en un 80 por ciento por afroamericanos y visitado por millones de turistas de todo el mundo.
Pero así fue. Y así es. Porque eso es Bahamas: un conjunto de idílicas playas que interrumpen ese inconfundible tapiz turquesa que es el Caribe. Y un país que experimentó varios procesos de inculturación a lo largo de su historia. Por caso, el nombre que recibió por parte de los enviados de los reyes de Castilla y León fue Bajamar, por lo mucho que descendían las aguas con las mareas. Pero cuando pasó a manos de los británicos, en 1784, y dado que tenían serias dificultades para pronunciar algunos sonidos del español, el apelativo derivó en Bahamas.
Hoy, si bien país independiente desde 1973, sigue siendo parte del Commonwealth, el idioma oficial es el inglés –más británico que estadounidense, pero con un toque autóctono que insiste en no pronunciar la hache– y sus habitantes reconocen como soberana a la reina Isabel II. La influencia inglesa también quedó plasmada en la arquitectura de sus casas de estilo colonial británico, construidas en madera y con coloridas fachadas, inconfundible concesión Caribe.
Actualmente, el turismo representa el 60 % del PBI del país y el 80 % de los cinco millones de visitantes que llegan todos los años son estadounidenses, razón por la cual se ha adaptado la infraestructura de servicios a los gustos de ese perfil de consumidores. Los turistas procedentes de Canadá y Europa completan un ránking en el cual la presencia sudamericana se limita al 1 %, un dato que se apuesta a revertir a partir de la inauguración de vuelos regionales –Copa Airlines ofrece vuelos desde Buenos Aires y Córdoba con destino a Nassau– que no sólo hacen escala en la capital panameña sino que, además, reducen los tiempos de viaje y eliminan la necesidad de tramitar la visa exigida en caso de hacer escala en los Estados Unidos.
Piratas del Caribe
Por el laberinto que trazan las islas del archipiélago, este sector del Caribe, ubicado al este de la península de Florida y al norte de Cuba, se convirtió en un verdadero nido de piratas, quienes atacaban a los galeones para robar sus tesoros. Hoy, son los megacruceros los que anclan en los puertos de Bahamas, en un promedio de cinco barcos por día: ya representan el 75 % de los arribos totales, especialmente a la ciudad de Nassau, capital de esta monarquía parlamentaria presidida por la figura de un primer ministro. Cabe aclarar que, si bien el 60 % de los ingresos de Bahamas provienen del turismo, otra porción significativa (30 %) depende de los servicios financieros.
La ciudad está ubicada en la isla de New Providence y alberga a 200 mil de las 350 mil personas que habitan el país –la segunda población en importancia es Freeport, en la isla de Gran Bahamas–, razón por la cual concentra una oferta de alojamiento que alcanza los tres centenares, con una estadía promedio de 5 noches.
Con todo, recorrer el centro de la ciudad no lleva más que algunas horas, a menos que uno se deje tentar por los atractivos concentrados en su calle principal, Bay Street, que corre paralela al mar, y donde los comercios son, en su mayoría, joyerías, boutiques de primeras marcas y tiendas de bebidas alcohólicas y cigarros, sitios en los cuales se hace honor a la fama de Bahamas como puerto libre de impuestos.
Desde luego, también vale la pena pasar por el Museo Pirata; bajar –y subir– los 66 escalones de piedra caliza de la Queen’s Staircase, construida por los libertos en agradecimiento a la reina Victoria por la abolición de la esclavitud; y visitar algunos de los fuertes, desde donde se consigue una panorámica vista de toda la isla.
Por la noche, y tras disfrutar de alguno de los incontables violáceos atardeceres que regala el Caribe, la calle Arawak Cay se convierte en el centro de reunión. Los bares y restaurantes aprovechan las bondades del clima para servir, en sus terrazas, el plato típico de Bahamas: el conch (se pronuncia konk), un molusco de la zona que se presenta bajo la fórmula de ceviche. En tanto, el trago preferido para calmar la sed que produce el calor caribeño es el Bahama Mama, a base de ron, ron de coco, granadina, jugo de ananá y de naranja.
Cuando el Parlamento inglés prohibió el comercio de esclavos en 1807, muchos originarios del África occidental fueron puestos en libertad en la isla. Y su influencia en la cultura, especialmente en la música, se percibe hoy en día. Por eso, no es extraño escuchar, en cualquier momento de la jornada, el goombay, ritmo bahameño con alta dosis de sonidos tamboriles. Entonces, no se sorprenda si en un restaurante los mismos mozos que hace minutos lo estaban atendiendo con amabilidad se convierten en excelsos intérpretes de pegadizas melodías. Su armonía es simple y sus letras narran historias del lugar, con cierto parecido al calypso, otro ritmo afrocaribeño, en ese caso, originario de Trinidad y Tobago. Así, sale a relucir el auténtico espíritu de los habitantes de Nassau, que son alegres, cordiales, afables y tranquilos.
Siguiendo una antigua tradición, el hotel Sandals Royal Bahamian recrea, todos los viernes, las clásicas fiestas callejeras de ese país, con puestos de comida en las veredas, música a todo volumen, imperdibles shows en vivo y, por supuesto, mucho ron. Además, con el foco puesto en las parejas, también ofrece todas las noches una cena romántica en la playa. Otras dos opciones de hospedaje son el British Colonial Hilton –en pleno centro, a pocos pasos de Bay Street– y el Sheraton Nassau Beach Resort.
Bajo el mar
Con todo, uno de los destinos más concurridos de la capital de Bahamas está en la vecina Paradise Island, ubicada a pocos kilómetros del centro de Nassau –unos 15 minutos de viaje– y a la que se accede a través de un puente. Allí, el hotel temático Atlantis es una atracción en sí mismo. Construido a partir de la leyenda de la ciudad griega perdida bajo el océano, es un complejo con capacidad para 14 mil huéspedes que busca reconstruir la mítica magnificencia de aquella urbe, según las descripciones que figuran en los textos del filósofo Platón.
Allí, la tarifa mínima por noche oscila entre u$s 300, en las torres Beach y Coral, y u$s 4 mil si se opta por el penthouse de la exclusiva torre Cove, tan alejada del epicentro del complejo –a fin de garantizar privacidad y tranquilidad– que existe un servicio de transporte premium a disposición de los residentes. Sin embargo, no es lo máximo que tiene para ofrecer el Atlantis, cuya Bride Suite, ubicada en el puente que une, al nivel del noveno piso, las torres Royal, se cotiza en u$s 25 mil la noche. Vale aclarar que, en rigor, para acceder a esos 500 metros cuadrados de pura sofisticación, se debe contar con un presupuesto inicial de u$s 100 mil, dado que no se admiten reservas por menos de cuatro noches. Desde luego, se trata de una de las habitaciones más caras del mundo, y suele estar ocupada por figuras de la talla de Michael Jordan u Oprah Winfrey.
Por otra parte, el milenario entorno que cobijaría las ruinas de la urbe más misteriosa de la Antigüedad se recrea especialmente en el acuario, un estanque de 76 millones de litros de agua que alberga 50 mil ejemplares de 200 especies marítimas distintas –incluyendo mantarayas, tiburones y medusas venenosas– que, en su abrumadora mayoría, provienen del mar Caribe, si bien también hay algunos ejemplares de otros lares, como las pirañas del río Amazonas. El hotel también cuenta con una laguna central de agua salada, conectada al océano, que se convierte en una playa interna. Desde allí se abastece no sólo al acuario sino también a las 20 piscinas del establecimiento, a sus fuentes y caídas, que totalizan unas 56 hectáreas de agua alimentadas a través de un sistema que bombea 8,5 millones de galones cuatro veces por día.
Además de dar acceso exclusivo a cinco kilómetros de costa con tres playas distintas –West Beach, Paradise Beach y Cove Beach–, el hotel es un verdadero parque de diversiones. Se destaca el Aquaventure, que incluye el Templo Maya, una atracción que consta de cuatro trayectos para deslizarse, incluyendo una caída libre y el paso por un tubo de vidrio custodiado por tiburones; y la Power Tower, un entramado de cuatro montañas rusas. Además de practicar snorkel o pasear en botes no motorizados, los huéspedes pueden vivir una experiencia tan inolvidable como nadar con alguno de los 30 delfines amaestrados (u$s 200, dos horas) e incluso pasar un día entero junto a los mamíferos acuáticos y sus entrenadores (u$s 500), que incluye alimentarlos pero también acceder al detrás de escena del entrenamiento e incluso al laboratorio donde se vela por su bienestar integral.
Para aquellos que no se hospeden en el Atlantis, existe un pase diario (u$s 150) que permite acceso libre a las atracciones. Otra propuesta lúdica del Atlantis es su casino, considerado el más grande del Caribe, con sus 1.000 máquinas tragamonedas y 80 mesas de juego, coronadas por una escultura compuesta de 3 mil piezas de vidrio y valuada en u$s 1 millón.
Finalmente, vale tener en cuenta que en Paradise Island existe una marina de lujo con capacidad para 66 embarcaciones de hasta 206 pies de eslora, como máximo, que desembolsan unos u$s 4 por pie por día de amarra, sin contar impuestos y gastos variables de energía y agua potable. Desde luego, el golf es otro de los placeres terrenales que se pueden disfrutar en la edénica isla: el green fee de la cancha de 18 hoyos se cotiza en u$s 200.
Un paraíso de arena y mar. Un destino turístico que recibe millones de visitas al año. Una ex colonia inglesa que baila ritmos africanos. Todo eso, y más, es Bahamas.
Bailar pegados
A media hora de catamarán, partiendo desde el puerto de Paradise Island, se llega a Blue Lagoon Island, donde una decena de delfines espera a los turistas para divertirlos con su simpatía tan característica. Guiados por sus entrenadores, los mamíferos interactúan con los visitantes, que se sumergen en las piletas para acariciarlos, nadar con ellos y hasta tomarlos de las aletas como si fueran una pareja de baile. Luego, la pequeña isla invita a pasar el resto de la tarde tomando sol en una reposera flotadora sobre las transparentes aguas del Atlántico o a observar la labor artesanal de los pescadores.
El hub de las Américas
Desde el pasado mes de junio, Copa Airlines ofrece vuelos directos desde Buenos Aires y Córdoba con destino a Nassau, haciendo escala en Panamá City. Con su posición geográfica privilegiada y un clima favorable que permite su funcionamiento las 24 horas, todo el año, el Aeropuerto Internacional de Tocumen se posiciona como el punto de enlace ideal para los viajeros del continente. A sus dos pistas de aterrizaje ubicadas a nivel del mar –lo cual permite el despegue de los aviones en su máxima capacidad de pasajeros y equipaje–, se suma la garantía de conexión inmediata, sin trámites de migración ni aduana, con 56 destinos de 27 países del norte, centro y sur de América, así como del Caribe. Sin olvidar que es una de las más completas zonas libres de impuestos de la región. Actualmente, el Tocuma despacha 180 vuelos diarios, con una hora promedio entre conexiones.
Brújula
Aéreos: A partir del 16 de diciembre, Copa Airlines ofrecerá 6 frecuencias semanales hacia Nassau (menos los martes), desde Buenos Aires y Córdoba. Tarifas disponibles desde u$s 722 (más impuestos). Sitio web: www.copair.com
Moneda: El dólar bahameño tiene paridad con el de EE.UU.
Propinas: Son del 15 % en comidas y bebidas y se cobran automáticamente. Los taxis también suele percibir tips del mismo porcentaje.
Clima: Es semitropical, con temperaturas promedio de 30ºC. Las lluvias son menos frecuentes entre noviembre y abril, pero nadie se atreve a dar garantías.
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